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NUESTRA HISTORIA

NUEVO EDIFICIO ECEA

 

La capacidad de la escuela en Tinogasta 5270 resultaba insuficiente. Se pensó en construir un edificio que se destinara solamente a la escuela. Por el año 1965, el Señor mostró como respuesta a las oraciones, que el terreno actual sería el destinado para esa obra. José Bongarrá cruzaba diariamente por ellos al recorrer el camino desde su casa, en Tinogasta 6066, hasta la escuela.

 

Durante la campaña con Felipe Saint de 1964, Gregorio Breitman que estaba presente prometió vincular a José Bongarrá, que había sido su jefe años antes en una fábrica de pinceles, con las autoridades públicas.

 

Se entrevistó también al Dr. Humberto Perette, Vicepresidente de la Nación, quien entusiasmado con el proyecto apoyó la idea. El último día de sesiones ordinarias de ese año de la Cámara de Diputados, se produce el milagro y se aprueba la ley de donación del predio. El día 2 de diciembre de 1965 se promulga la ley, y el día 4 se coloca la piedra fundamental del futuro edificio de la Escuela Cristiana Evangélica Argentina.

 

Cuando aquella tarde se colocaba la piedra fundamental en el amplio terreno de 12.000m2, la maqueta de un edificio de más de 10.000 que presidía la ceremonia representaba un proyecto cuya concreción se estimaba lejana. Era prudente pensar así por su alto costo y la falta de recursos.

 

Una vez concluido el acto, el autor del proyecto edilicio, arquitecto Antonio Murillo Luque, ante la insistencia mostrada para comenzar la obra preguntó a José Bongarrá cuáles eran los recursos con que se contaba, la respuesta fue “2.500.000 pesos moneda nacional, pero si Dios nos dio la señal del milagro al darnos el terreno, creo que nos va a proveer el dinero necesario; tenemos que confiar porque todo depende de Dios”.

 

Naturalmente contábamos con el apoyo de la congregación, el remanente de las cuotas mensuales que abonaban los alumnos y se esperaban ofrendas especiales. La casa de José Bongarrá en Tinogasta 6066 fue hipotecada, y lo obtenido junto con el valor de la prenda de su automóvil fue invertido en la construcción. Se obtuvo dinero en préstamo, de carácter no bancario, ya que por la naturaleza de la obra y su propietario, los bancos no aceptaban las eventuales garantías. Se pagó un interés del 3% mensual, tasa que para la época era muy alta.

 

Para abaratar el costo de la construcción, el cemento y la piedra partida se traían directamente de Olavarría. Mientras se avanzaba en la obra de la escuela, Don José Bongarrá se relaciona con la Central Evangélica de Ayuda al Desarrollo de Alemania Federal, en Bonn; cuyo director Ernst Mordhost visita el 19 de octubre de 1967 la construcción. Esta entidad, subsidiaria del Gobierno Alemán, ofrendaba dinero a iglesias evangélicas para sus trabajos. En la visita a Argentina para verificar el proyecto, y al visualizar el estado de la edificación que ya alcanzaba a mostrar terminada la estructura frente a la calle Irigoyen, decidió el aporte de D.M. 1.000.000.- Esta suma representaba alrededor de m$n 85.000.000, importe que alcanzó para cubrir el resto de la construcción, el mobiliario de la escuela y pagar deudas. En mayo de 1968 al inaugurar la escuela, toda la obra estaba pagada. El milagro se había cumplido.

 

El 18 de mayo de 1968 se inaugura oficialmente el edificio de E.C.E.A. Junto a altas autoridades nacionales, presencia el acto el encargado de negocios del gobierno de Alemania Dr. Hans Christian Halter. Al llegar los invitados y las autoridades a la entrada del edificio, Don Augusto Todó descubre la inscripción del frente, primer texto bíblico que se lee al conocer la escuela:

 

“El principio de la sabiduría es el temor reverente a Dios y el apartarse del mal, la inteligencia”.

 

Aquel proyecto de madera balsa, cartón y papel celofán, sueño de unos pocos, concebido en la imaginación de Murillo Luque, llegaba a constituirse en uno de los mejores edificios educacionales del país.

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